Pueblos indígenas de México
Los pueblos indígenas de México son las colectividades que asumen una identidad étnica sobre la base de su cultura, sus instituciones y una historia que los define como los pueblos autóctonos del país, sucesores de las sociedades mesoamericanas. El Estado mexicano reconoce a los pueblos indígenas al definirse en su Constitución Política como una nación multicultural fundada en sus pueblos indígenas. De acuerdo con un cálculo del Instituto Nacional Indigenista (INI, actualmente Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas CDI), en 1998 la población indígena era de aproximadamente doce millones de personas, que correspondían a 11% de los mexicanos en 1995. En contraste con otros países de América Latina, donde los pueblos indígenas corresponden en su mayoría a un solo grupo lingüístico, cuyo idioma ha sido elevado a la categoría de cooficial en compañía del español, en México existen alrededor de 65 pueblos indígenas que hablan entre sesenta y dos y más de una centena de lenguas diferentes (dependiendo de la fuente consultada).
Como parte de las leyes de derechos lingüísticos de los pueblos indígenas, que son leyes reglamentarias del artículo 2º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, las lenguas de estos pueblos son reconocidas como lenguas nacionales, en la misma categoría que el español, pero en la práctica su uso oficial está extremadamente limitado: publicación de algunas leyes, educación bilingüe en los niveles más bajos, publicación de materiales de divulgación, ocasionalmente estaciones radiodifusoras transmitiendo, parcial o totalmente, en lengua indígena y algunos sitios de Internet.
En México, la población indígena está distribuida por toda la nación pero se concentra especialmente en la sierra Madre del Sur, la Península de Yucatán y en las zonas más remotas y de difícil acceso, tales como la Sierra Madre Oriental, la Sierra Madre Occidental y áreas vecinas a éstas, no es numerosa la población indígena en México debido al mestizaje, pero la presencia de los nativos mexicanos dentro de la identidad nacional está muy presente por el alto desarrollo de las culturas mesoamericanas. La población mestiza de México se ve fuertemente influenciada e identificada por el indigenismo a diferencia de otras naciones con contingentes indígenas.
El estado con mayor población indígena es Oaxaca aunque mucho de élla ha emigrado y el que tiene mayor población indígena viviendo en su propio territorio es Yucatán. Grupos étnicos como los zapotecos, mayas, nahuas, purépechas, mixtecos, yaquis, kikapúes y otomíes han logrado mejorar sus condiciones de vida y se han adaptado fácilmente a la cultura del comercio y la globalización; a pesar los esfuerzos realizados por diferentes organismos gubernamentales y no-gubernamentales en pro del reconcimiento legal de la cultura y de la calidad de vidad de los pueblos originarios de México, existe aún en otros grupos indígenas con un alto grado de marginación, discriminación, desnutrición y pobreza extrema que los está llevando a la extinción de su cultura.
Origen del término indio
Cristóbal Colón llegó a América el 12 de octubre de 1492 y, tras desembarcar en la isla de Guanahaní, en el archipiélago de las Bahamas, creyó haber llegado a alguna isla cercana a la India. El almirante llamó indios a los pobladores de la isla, aunque en realidad se trataba de taínos, y para ser más específicos, se trataba de lucayos. Lo que no imaginaba Colón es que al bautizar a los habitantes de Guanahaní con ese nombre —y luego hacerlo general para todos los habitantes de las islas y tierra firme que fue pisando en sus viajes— también estaba bautizando a innumerables pueblos de los cuales probablemente nunca tuvo noticia. Entre estos pueblos desconocidos están los mesoamericanos, oasisamericanos y aridoamericanos —y los descendientes de todos ellos—, pobladores del territorio que en la actualidad conocemos como México.
El término indio y sus derivados, como indígena, se emplean comúnmente para designar a los individuos pertenecientes a los pueblos originarios de América, aunque el término correcto es "indígena" y no indio. El hecho de que también sea empleado a modo de insulto entre y por los grupos centrales de las sociedades latinoamericanas es revelador de su carácter como designación de un conjunto de personas que se ubican en la periferia de la estructura social. Llamar a una persona indio es equivalente, en ciertos contextos, a calificar despectivamente a una persona como pobre, ignorante, gente sin razón. El significado social del término tiene una dimensión histórica que comienza precisamente en el tiempo del descubrimiento de América por parte de los europeos.
Historia
Virreinato
La llegada y establecimiento de colonias españolas en las Antillas tuvo consecuencias muy graves para los indígenas de aquella región americana. De hecho, prácticamente desaparecieron al paso de unas pocas décadas, forzados a trabajar en las encomiendas o asimilados cultural y racialmente a los recién llegados. Pero tras el descubrimiento de nuevas tierras más allá del Mar Caribe, hubo un replanteamiento de la posición que deberían tomar los españoles ante las sociedades más complejas que ocupaban el territorio continental. De entre los muchos pasajes que dejaron los cronistas españoles de la conquista de México, algunos de ellos revelan cierta sorpresa ante las ciudades de los mesoamericanos, establecimientos que poco tenían que ver con los que encontraron en las islas del Caribe. Bernal Díaz del Castillo describía en los siguientes un día de tianguis en Tlatelolco, según recordaba el día que los españoles subieron por primera vez al Templo Mayor.
Y después de bien mirado y considerado todo lo que habíamos visto, tornamos a ver la gran plaza y la multitud de la gente que en ella había, unos comprando, otros vendiendo, y el rumor y zumbido de voces y palabras que allí había sonaba más que de una legua, y entre nosotros hubos soldados que habían estado en muchas partes del mundo, y en Constantinopla, y en toda Italia y Roma, y dijeron que plaza tan bien acompasada y con tanto concierto y tamaña y llena de gente no la habían visto
Pocos años después de la Conquista, tuvo lugar un duro debate entre múltiples posiciones que pretendían un acercamiento a los habitantes de las tierras sometidas. La legislación introducida por la Corona consideraba a los habitantes de las nuevas tierras conquistadas como súbditos de la Corona, pero introdujo formas de explotación para su evangelización a cambio de trabajo (como la encomienda o la mita), lo que revirtió muy negativamente en sus condiciones de vida. Los conquistadores sostenían que las nuevas tierras les pertenecían por derecho de conquista, mientras otros españoles proponían que la dominación española en América era un acto de injusticia, y que sus consecuencias para los naturales eran nefastas. Una de las plumas más típicas de esta posición es la de Bartolomé de las Casas, fraile dominico que escribió varios textos acerca de los destrozos que causaban los recién llegados en América. Por ejemplo, a propósito de la conquista de la Nueva España, Las Casas se quejaba ante la Corona de que durante los doce años que iban de la llegada de los europeos al suelo americano, iban cometiendo tantos hechos espantables que no podría bastar lengua ni noticia e industria humana para describirlos
Así que, desde la entrada de la Nueva España, que fue a dieciocho de abril del dicho año de dieciocho, hasta el año de treinta, que fueron doce años enteros, duraron las matanzas y estragos que las sangrientas e crueles manos y espadas de los españoles hicieron continuamente en cuatrocientas e cincuenta leguas en torno cuasi de la ciudad de México e a su alrededor, donde cabían cuatro y cinco grandes reinos, tan grandes e harto más felices que España.
La expansión de los españoles provocó conflictos con los indígenas. En 1734, los pericúes se levantaron contra los misioneros y mataron a algunos de ellos. En otras partes sucedió lo mismo; por ejemplo, en 1769, en Yucatán, ocurrió la rebelión de Jacinto Canek.
En respuesta a estos abusos la Corona separó jurídica y geográficamente a los indígenas de los europeos en las llamadas República de indios y República de españoles. El establecimiento del régimen colonial en la Nueva España significó en principio la sustitución de la cúspide azteca del poder establecido por españoles, es decir, el sometimiento de los pueblos vasallos del Imperio azteca a la Corona española. Esto significó el mantenimiento de las estructuras de poder locales en la 'República de Indios', con un régimen jurídico aparte pero inferior a la 'República de españoles': la Inquisición no tenía jurisdicción sobre los indios, pero éstos estaban obligados al pago de un impuesto personal. Los indígenas tenían un estatus jurídico intermedio entre los blancos y los miembros de otras razas ('República de castas'), pero su posición social era inferior, especialmente debido al desconocimiento del español. La política de evangelización fue en parte responsable de esta segregación social y lingüística pero también del mantenimiento de las lenguas indígenas, ya que en principio la Corona exigió a los evangelizadores predicar en las lenguas indígenas, después sólo en las principales y por último en náhuatl. Sólo en el siglo XVIII, cuando la proporción de hispanohablantes fue mayor, las escuelas e iglesias indígenas comenzaron a introducir el español.
A largo plazo, sin embargo, los 'señoríos' indígenas cayeron en decadencia por la pérdida de población, su aislamiento geográfico y económico, la institución de la encomienda y la evolución política y económica, con lo que el poder pasó de forma definitiva a las ciudades habitadas por blancos y mestizos.
Los indígenas no aceptaron sumisamente la autoridad de la Nueva España y el piroblanco y mestizo sobre sus tierras, sino que emprendieron numerosísimas rebeliones durante su historia: yaquis (1740, 1767)[5], mixes (1570), mayas (1712, 1761), rarámuris (1690, 1698), zapotecos (1660, 1770) y muchas otras, todas sometidas de forma sangrienta. Pero el Virreinato supuso una convulsión gigantesca en la forma de vida indígena, con nuevas relaciones de poder, una economía y alimentación diferentes (introducción del café, trigo, cebada, vacas, ovejas, gallinas, cerdos, aparición de la minería a gran escala) y una religión diferente (unida con la antigua en un sincretismo típicamente mexicano).
Independencia y siglo XIX
La participación indígenas, fue importante para la Independencia de México, ésta no supuso grandes cambios para la aún entonces mayoría indígena de México. La imposición del español en todos los asuntos públicos se acompañó de la obligatoriedad de la escuela primaria en español para toda la población, fue el cambio más trascendental para los indígenas.
Los procesos liberalizadores implicaron un nuevo golpe a la vida tradicional indígena, al eliminar los cabildos indígenas regidos por los usos y costumbres y las parcelas comunales, que fueron privatizadas y pasaron a manos de caciques locales. Esto empeoró aún más las condiciones de vida indígenas y los obligó en muchos casos a trabajar como semiesclavos para los nuevos amos.
Las rebeliones indígenas contra las continuas expropiaciones y la explotación por parte de blancos y mestizos continuaron: zapotecos (1839-1853), nahuas de Guerrero (1842-46), huastecos (1879-1882), yaquis (1825-1897) y la llamada Guerra de Castas, rebelión maya que creó un estado independiente en Yucatán. Estas rebeliones fueron sofocadas por el nuevo gobierno mexicano con tanta saña como el colonial, incluyendo deportaciones masivas, como la de yaquis a Yucatán o la venta de mayas como esclavos a Cuba, después de las masacres de mestizos y blancos en numerosas ciudades de la península de Yucatán. La intolerancia entre los dos grupos no parecía sino crecer, como señala Justo Sierra O'Reilly en su libro 'Los indios de Yucatán':
Yo quisiera hoy que desapareciera esa raza maldita y jamás volviese a aparecer entre nosotros [...] yo los maldigo hoy por su ferocidad salvaje, por su odio fanático y por su innoble afán de exterminio.
El siglo XIX vio sin embargo la llegada de un indio a la máxima jerarquía de la nación, Benito Juárez, zapoteco casado con criolla; y además, un mestizo mixteco-criollo, Porfirio Díaz, quien sin embargo se distinguió por su política represora antiindígena y de 'blanqueamiento' de la población (Guerra del Yaqui, fin de la Guerra de Castas).
Siglo XX
A principios del siglo XX los indígenas mexicanos eran más de la mitad de la población, su participación en la Revolución Mexicana pidiendo tierras y mejores condiciones de vida, se vio satisfecha sólo parcialmente con la (reforma agraria, creación de ejidos), pero continuaron siendo marginados y pobres. El zapatismo fue un movimiento fundamental que influye fuertemente entre los indígenas de zonas rurales, bajo el lema de La Tierra es de quien la trabaja.
En tiempo de la guerra de la independencia de 1810 encabezada por el padre Hidalgo, somos los indígenas que más sangre dimos por la independencia y libertad de nuestra patria. Pero después de esa guerra de independencia y de libertad los indígenas seguimos ocupando el mismo lugar de esclavos, de pobres, de humillados y olvidados, se ignoraron la sangre de nuestros caídos y la existencia de los que sobrevivieron. Entonces no hubo libertad ni independencia de los indígenas, solo se cambiaron de amos y señor. Luego la revolución de 1910, también somos los indígenas y campesinos los que más sangre y vida dimos por tierra y libertad porque fueron nuestros hermanos indígenas y campesinos los que pelearon con valentía y heroísmo sin temor de perder más que la propia vida. Pero después de esa revolución tampoco hubo tierra ni libertad para los indígenas y campesinos. Los que asumieron el poder a nombre de la revolución después del asesinato de nuestro general Emiliano Zapata también se olvidaron de los indígenas [...]
Durante este siglo, Diego Rivera pintó la revalorización de los pueblos indígenas de México de manera muy radical, surgieron fuertes sentimientos indígenistas y un xenofobismo hacia los hombres blancos como principales culpables de eterno sufrimiento de los estos mexicanos más desfavorecidos por las políticas nacionales. Muchos intelectuales mexicanos trababan de buscar en el indigenismo una base de la identidad nacional.
Los Acuerdos de San Andrés
Entre 1995 y 1996, San Andrés Larráinzar (Sakamch'en para los zapatistas) sería escenario de uno de los ejercicios más democráticos que se tenga memoria en la historia reciente de México. Gobierno y EZLN construirían entre estires y aflojes, pero de cara a la sociedad, las propuestas que luego tendrían que verse convertidas en acuerdos para firmar la paz. Para ello, tanto los delegados gubernamentales como los zapatistas se hicieron acompañar de asesores expertos para cada uno de los temas en las mesas; a saber:
- Derechos y Cultura Indígena
- Democracia y Justicia
- Bienestar y Desarrollo
- Conciliación en Chiapas
- Derechos de la Mujer en Chiapas
El año de 1996 llegaría con la respuesta política del EZLN acerca de los resultados de la Consulta Nacional e Internacional por la Paz y la Democracia y con la firma de los acuerdos de la primera de las seis mesas. Estos compromisos serían conocidos como los Acuerdos de San Andrés a raíz de la matanza de Acteal.
Siglo XXI
La pérdida de la lengua es aceptada por muchos de los padres para evitar que sus hijos sean rechazados; principalmente los niños y jóvenes han perdido su habla materna para incorporarse rápidamente a estereotipos de vida que surgen de la imitación y de programas televisivos.
Los indígenas mexicanos son un grupo importante de la migración hacia los Estados Unidos y Canadá que tienen características muy distintas con respecto a sus paisanos mestizos y blancos. Aunque los estadounidenses les llaman latinos, los indígenas rechazan que se les ponga una etiqueta con la que no tienen ningún vínculo racial, ellos argumentan que están emparentados más bien con los propios indígenas estadounidenses y no con los mestizos latinamericanos y descendientes de países mediterráneos.
Ellos son participantes de sus fiestas y tradiciones en sus pueblos natales, no solo mandan remesas para construcción de sus viviendas sino que también financian para las actividades comunitarias como el Tequio o fiestas religiosas, muchos de ellos regresan a México en fechas importantes y después vuelven a cruzar hacia los Estados Unidos. Generalmente buscan trabajos relacionados con actividades agrícolas, pesqueras o ganaderas; ya que es muy importante entender el lazo con la tierra y la naturaleza con la cosmogonía indígena de los pueblos mexicanos.
Algunos sufren burlas y rechazo de sus propios paisanos mexicanos que no son indígenas, muchas veces no logran compaginar con la forma de vida estadounidense o chicana; y a causa del desconocimiento de las leyes de este país, han creado conflictos culturales o de comportamiento como la venta o entrega de sus hijas a cambio de productos u objetos. Otros problemas se suscitan en los departamentos multifamiliares por la celebración de ritos ancestrales sin conocer el régimen de condóminos.
Muchos son los problemas sociales y de salud que sufren los pueblos indígenas de México en el siglo XXI; entre estos están los problemas generados por la migración como la propagación de VIH (SIDA) principalmente entre las mujeres, la desintegración familiar, el alcoholismo y otras como la obesidad mórbida, ocasionada por los malos hábitos de alimentación (mismo problema que comparten con otros grupos indígenas de Estados Unidos y Canadá).
En la lucha por el cuidado de la naturaleza está presente la voz de los pueblos originarios de México, en la defensa del medio ambiente está la denuncia de la tala clandestina de los bosques y el aprovechamiento irracional de éstos, el cuidado del agua donde se vio la movilización de las mujeres mazahua en defensa de los derechos y en contra de adversidades surgidas por el proyecto Cutzamala.
A pesar de que muchas instituciones protegen los derechos humanos de los pueblos indígenas, aun persiste una educación racial en el México del siglo XXI, muchas comunidades indígenas siguen siendo víctimas de abusos e invación de sus propiedades por otros mexicanos. Debido a la discriminación de la que son objeto y al despojo de sus tierras por los rancheros apoyados por el gobierno del estado de Baja California, los kiliwas han hecho un pacto de muerte dentro de su comunidad; este pacto declara que ninguna mujer kiliwa traerá un sólo hijo más al mundo, acabando así con este pueblo y su sufrimiento para siempre.
Economía
Aunque muchos grupos indígenas mexicanos han prosperado económicamente al estar relacionados con la industria maderera, textil, de la construcción y turística, así como el comercio a gran escala y la exportación, no ha dejado de ser discriminada en este país aquella persona que habla una lengua indígena.
El Mezquital Valley como le llaman sarcásticamente sus habitantes, o bien, el Valle del Mezquital, es una región geográfica de estado de Hidalgo que tiene alto índice de migración hacia los Estados Unidos, las comunidades otomíes comenzaron a prosperar gracias a la remesa de sus migrantes; una elevado desarrollo de la construcción se esta desarrollando en estas comunidades, se construyen grandes residencias en medio de un paisaje árido hechas con planos traídos por los propios dueños que trabajaron en la costrucción en el vecino país del norte, situación similar a la de los indianos españoles que venían a trabajar en los países de América. Debido al gobierno de las comunidades por usos y costumbres, los otomíes del Valle del Mezquital han mejorado la infraestructura y los servicios básicos de sus comunidades sin apoyos de los gobiernos federal, estatal y municipal, la remesa absorbe los gastos que le son encomendados a los jefes de las comunidades; los migrantes indígenas han aprendido en los Estados Unidos modernos sistemas de irrigación que han implementado para hacer producir sus alimentos, han construido instalaciones turísticas en ejídos para la manuntención de las necesidades de la comunidad en las localidades como El Alberto, Cocineras, La Florida entre otras.
Educación
La educación básica ha sido de vital importancia para los pueblos mesoamericanos, los primeros años del infante eran puestos en vigilancia para ir formando los pensamientos del niño, los abuelos y la madre fungen como tutores responsables de su cuidado, atención y alimentación. La arqueología ha puesto al descubierto la elaboración de juguetes lúdicos que empleaban para el aprendizaje de los niños; los juguetes eran acorde a la sexualidad, muñecas, malacates, trompos, cazuelas para comida, entre otros.
Cada pueblo mesoamericano educaba a sus niños y jóvenes acorde a sus normas; en el pueblo mexica, los niños y jóvenes estudiaban en el calmecac o tepochcalli según la condición social del educando; los hijos de la nobleza recibía educación artística y filosófica por sacerdotes y los educandos del pueblo eran adistrados para la guerra y las habilidades técnicas. Las niñas recibian la educación de la madre y la abuela.
Los niños indígenas en la actualidad prefieren hablar castellano porque sus compañeros se burlan de ellos, les dicen indios o nacos, érroneamente algunos niños en las escuelas urbanas son integrados a grupos de educación especial o de lento aprendizaje por la dificultad del domInio del idioma español.
En las comunidades rurales se construyen escuelas de educación bilingüe, el material es entregado gratuitamente por la Secretaría de Educación Pública, en algunos casos se construyen internados para niñas o niños donde el objetivo es que no recorraran largas distancias de su casa y la escuela.
La primera universidad indígena en México, se construyó en Los Mochis, Sinaloa; recibe el nombre de la Universidad Autónoma Indígena de México.
Arte y Cultura
Las artes plásticas se mantienen presentes hasta nuestros días, los pueblos nativos conservan de generación en generación la patente de sus artesanías. Programas de FONART o Arte Sano buscan habilitar los talleres de los artesanos mexicanos.
Danza
A pesar de lo que se pueda decir sobre los antecedentes indígenas de la Guelaguetza, la festividad, tal como se conoce en la actualidad, es producto del mestizaje entre la cultura indígena y la de los españoles, que llegaron a México en el siglo XVI.
La tradición de Guelaguetza define al pueblo Oaxaqueño, desde tiempos históricos hasta hoy. La palabra misma significa "intercambio recíproco de regalos y servicios" y se refiere a las relaciones recíprocas que une a la gente. Estas relaciones sirven para crear una red de cooperación entre familias individuales y hasta entre pueblos y municipios.
Según el Archivo Estatal de Oaxaca la celebración fue inventada con motivo del centenario del natalicio de Benito Juárez, con el tiempo la organización de la festividad ha dado lugar a críticas por corrupción, discriminación y tráfico de influencias, dado que según la Secretaría de Turismo durante los día que se presenta la Guelaguetza ocurre la mayor derrama económica por turismo en Oaxaca.
La Danza del Venado es una danza ritual celebrada por los indios yaquis y mayos de los estados mexicanos de Sinaloa y Sonora. Ambos grupos se encuentran emparentados entre sí, y hablan lo que parecen ser variantes de la misma lengua cahita. Esta danza es una dramatización de la cacería del venado, héroe cultural de estos pueblos, por parte de los paskolas (cazadores).
Creencias religiosas
Las antiguas civilizaciones mesoamericanas tenían una visualización del mundo que les rodea ajena a los pueblos proto-cristianos, la filosofía y la ciencia iban de la mano, grandes pensadores del mundo precolombino influían en la cotidianeidad de los ciudadanos prehispánicos, la observación del universo y los ciclos rotatorios del planeta eran medidos y asimilados para la agricultura, la fertilidad de la mujer y las fiestas más importantes a lo largo de un año.
A la llegada de los españoles comienza una etapa de cambios sociales y filosóficos en la vida de un indígena, la cristianización de los pueblos indígenas fue un proceso duro y prolongado para a la aceptación de la fe de colonizadores; la doctora Norma Blazquez nos dice que la sabiduría de los indígenas fue entendida por la Iglesia Católica de Roma como actos de satanísmo y brujería, muchas de las víctimas del santo oficio en su mayoría eran mujeres, no se toleraba el concimiento de las plantas y sus efectos en el cuerpo humano, la invocación de espíritus y todo tipo de ritual hacia la naturaleza o a los fenómenos naturales. La representación de Quetzalcoatl fue asociada al imagen del Diablo y la serpiente que relata el libro del génesis y por ende, el culto a este dios mesoamericano fue penalizado, así también la adoración y culto a otro tipo de deidades ajenas al Dios Yahvé.
En ciertas regiones, la profesión de un credo diferente del católico es vista como una amenaza para la unidad comunitaria. Se argumenta que la religión católica forma parte de la identidad étnica, y que los protestantes no están dispuestos a participar de los usos y costumbres tradicionales (el tequio o trabajo comunitario, la participación en las fiestas patronales y cuestiones similares). La negativa de los protestantes se debe a que sus creencias religiosas no les permiten participar en el culto a las imágenes. En los casos extremos, la tensión entre católicos y protestantes ha dado lugar a la expulsión de los protestantes en varios pueblos. Los casos más conocidos son los de San Juan Chamula en Chiapas, y San Nicolás, en Ixmiquilpan Hidalgo.
Un argumento similar fue presentado por un comité de antropólogos para solicitar al gobierno de la República la expulsión del Instituto Lingüístico de Verano (ILV), en el año 1979, al cual se acusó de promover la división de los pueblos indígenas al traducir la Biblia a los idiomas vernáculos y evangelizar en un credo protestante que amenazaba la integridad de las culturas populares. El gobierno mexicano prestó atención al llamamiento de los antropólogos y canceló el convenio que tenía celebrado con el ILV. Los conflictos también se han dado en otros ámbitos de la vida social. Por ejemplo, dado que los Testigos de Jehová tienen prohibida la rendición de honores a los símbolos patrios (algo que en las escuelas públicas de México se realiza cada lunes), los niños que han sido educados en esa religión eran expulsados de las escuelas públicas. Este tipo de problemas sólo se resuelven con la intervención de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, y no siempre con resultados favorables para los niños.
Más allá de las iglesias y denominaciones religiosas, persiste en México un fenómeno que algunos antropólogos y sociólogos llaman Religión Popular, esto es, la religión tal y como la práctica y entiende el pueblo. En México, el componente principal es la religión católica, a la que se han adherido elementos de otras creencias, ya de origen prehispánico, africano o asiático. En general, la religiosidad popular es vista con malos ojos por las religiones estructuradas. Otros ejemplos son las representaciones de la Pasión de Cristo y la celebración del Día de Muertos, que se realizan en el marco del imaginario cristiano católico, pero bajo una reinterpretación muy particular de sus protagonistas.
A raíz de la actividad del musulmán español Aureliano Pérez Yruela (conocido como el emir Nafia), miembro de la Comunidad Islámica de México, se produjo el fenómeno religioso de los indígenas musulmanes de Chiapas. Pérez Yruela fue expulsado de México en 1998. Previamente, es en 1995 cuando decenas de familias protestantes, expulsadas violentamente de San Juan Chamula e instaladas en las afueras de San Cristóbal de las Casas, crearon una colonia denominada Nueva Esperanza, como símbolo de la disputa con el tradicional indigenismo católico. Hoy, entre 300 tzotziles, después de haber sido católicos y protestantes adoptaron la fe musulmana.
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